martes, 8 de julio de 2014

Mis diarios depresivos

El principio

Tengo otro blog que se llama Catarsis en Palabras y decido descargarme en este espacio. Nunca fui muy capaz de quedarme en un solo lugar ni quieta. Y si, por alguna mágica razón de la vida, me quedo quieta, me tildo. Literalmente me voy a otro mundo porque no puedo con lo que me rodea. A veces me sale inconsciente y otras me asusto demasiado de lo consciente que soy. Llegué al punto de querer irme de un lugar que yo elegí estar para poder soñar despierta tranquila. O sea que la realidad me molesta. 

¿POR QUÉ NO PODES CONECTARTE? ¿POR QUÉ NO PRESTAS ATENCIÓN? ¿POR QUÉ NO ESCUCHAS EN LUGAR DE ASUMIR? ¿POR QUÉ NO PODES DEJAR DE PENSAR TANTO? ¿POR QUÉ TENES QUE SER TAN PERFECCIONISTA? ¿POR QUÉ QUERES HACER TODO? ¿POR QUÉ ESTAS AL PEDO? ¿Y QUÉ HACES CON TANTO TIEMPO LIBRE? ¿NO PENSAS EN RELAJARTE? ¿SABES QUE A ESTA EDAD YA DEBERÍAS TENER UN TRABAJO, NO? ¿Y DE QUÉ VAS A TRABAJAR CUANDO TE GRADUES? ¿Y CUÁNTO TE FALTA PARA TERMINAR?

NO SE. NO SE. NO SE. NO SE. NO SE. 

Y ni siquiera tengo pañuelos cerca para parar mis fluidos faciales. Tal vez por eso hace unas dos semanas que no compro pañuelos, pienso que si no los tengo, no voy a llorar. Grave error, Rocío, grave error. Y como las setecientas veintinueve veces que intentaste auto sabotearte: no va a funcionar. No va a funcionar y esta manía que tenes por repetir frases para enfatizarlas tampoco funciona. Es un recurso barato y lo sabes pero como el resto de las cosas de tu vida, te sirve y no lo vas a abandonar tan fácil. 

Ayer tuve una clase de dos horas en la que no pude dejar de mover mi pierna. Llego un punto que no podía escuchar lo que la profesora leía porque estaba distraída con el sonido que hacía mi bota al moverse. Y no era un movimiento delicado o controlado. Estaba fuera de mi control. Después de media hora empecé a mover las dos piernas. No puedo controlarme. No puedo y me molesta. No puedo controlarme en las cosas que debería y me controlo en las que no debería. Yay me. 

Me retiro a dormir, sonarme la nariz y secarme los ojos. 

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